Negativos de deportes competitivos

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Anonim

La participación en deportes competitivos ha sido durante mucho tiempo un elemento básico de la cultura de la escuela secundaria. No solo ayuda a los niños a mantenerse en forma, aprenden a enfocarse y socializan, sino que también les enseña a trabajar bajo presión. La competencia es desafiarse a sí mismo para mejorar. Pero el mundo de los deportes competitivos también tiene un lado negativo. Si no se supervisa, los deportes competitivos pueden dañar a los atletas fisiológica, social y físicamente.

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Presión del edificio

Los deportes competitivos mejoran las habilidades atléticas y les enseñan a los jugadores a trabajar con sus compañeros de equipo y a ganar, lo que puede ser una lección útil. Sin embargo, cuando el enfoque cambia de atletismo a ganar, lo que una vez fue una actividad agradable y de apoyo puede convertirse en un trabajo de alta presión y lleno de ansiedad para un niño. La creciente presión para jugar bien puede aumentar el estrés y hacer que los niños se sientan mal y pierdan la confianza en caso de que cometan errores o pierdan. Incluso los jugadores que ganan la mayor parte del tiempo pueden perder el placer de participar debido a la presión que ejercen sobre sí mismos.

Riesgo creciente de lesiones

Según Science Daily, el éxito competitivo que lleva a horas extra de entrenamiento y práctica aumenta el riesgo de lesiones por agotamiento y desgaste. Un estudio concluyó que las lesiones por uso excesivo representan el 50 por ciento de todas las lesiones deportivas reportadas. El riesgo de lesiones durante la competencia también puede aumentar. La intensidad de los juegos competitivos puede llevar a los jugadores a ignorar las reglas, aumentando las oportunidades de ligamentos rotos, dolores musculares y otras lesiones.

Compromiso confuso con la exclusividad

Aunque aprender la importancia del enfoque puede beneficiar a los jugadores de los deportes competitivos, esta lección puede dar un giro negativo en los niños que no están dispuestos a participar en actividades que no sean su deporte de elección. Debido a la dedicación y el tiempo necesarios para perfeccionar las habilidades que contribuyen a ganar, los jugadores pueden perder el deseo de hacer cualquier otra cosa, ya que palidece en comparación con la práctica y el juego. Dichos niveles extremos de exclusividad pueden ser perjudiciales porque limitan las habilidades de los jugadores deportivos para practicar la moderación, ampliar sus horizontes y convertirse en estudiantes atletas completos.

Desarrollar una actitud deficiente

Ganar es siempre uno de los principales objetivos de las competiciones deportivas. Los entrenadores pasan una gran cantidad de tiempo perfeccionando ejercicios y dando forma a sus jugadas para dar a los jugadores una ventaja competitiva. Si no se controla, el impulso para ganar pronto puede cambiar a una mentalidad de ganar a toda costa que puede conducir a problemas de actitud. La actitud que debe ganar puede alentar las trampas y las dificultades para llevarse bien con los demás dentro y fuera del campo