Cómo manejar a un niño malo
Tabla de contenido:
Un niño que actúa mal demuestra que algo anda mal. Su enojo y agresión son síntomas de un problema subyacente. Puede ser el resultado de una enfermedad física, del desarrollo, neurológica o mental; una expresión de angustia emocional; o en algunos casos, la expresión de emociones, actitudes y comportamiento que han sido condicionadas inadvertida o quizás deliberadamente. Sin importar la causa, las actitudes, creencias y comportamientos de los niños malos son dañinos para los demás y, en última instancia, autodestructivos para el niño. Es en beneficio de todos encontrar maneras de manejar al niño que no solo limitará la destructividad sino que también corregirá los problemas subyacentes que alimentan su misantropía.
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Paso 1
Establezca límites y límites claros. Establezca una política estricta de tolerancia cero para la agresión física y verbal, las burlas, las burlas y las burlas. Responda a cada instancia de mezquindad. Si la infracción es menor, ofrézcale una advertencia verbal, pero no permita que el comportamiento inapropiado persista o escale. Después de que se hayan dado las advertencias, conozca cada caso de mezquindad con una consecuencia. Otorgue un tiempo de espera al niño infractor o aísle de los otros niños el tiempo suficiente para que se calme.
Paso 2
Siempre que sea posible, haga un seguimiento de cada intervención con una discusión. Averigüe cuáles son las percepciones del niño sobre la situación e intente comprender su motivación. Haz que hable de sus sentimientos para que pueda aprender a hablar sobre la ira, la frustración y el resentimiento en lugar de representarlo. Trabaje con el niño para identificar opciones de comportamiento alternativas. Pregúntele si hay otras formas en que podrían haber manejado la situación y hable sobre cómo usar esas respuestas alternativas. Ayude al niño a identificar los sentimientos subyacentes que provocan su mala conducta y luego guíelo hacia formas más adaptativas de lidiar con esos sentimientos.
Paso 3
Sea un buen modelo a seguir. Siempre sea respetuoso con el niño y con los demás. Muestre al niño en su propio comportamiento cómo puede usar la razón, hablar y resolver problemas para lograr sus metas. Nunca use la agresión física o el castigo corporal. Del mismo modo, no grite, eleve la voz, actúe beligerante, use insultos, sea sardónico o use la sátira como un medio de castigo verbal o como una estrategia para la iluminación. Sea claro, firme y coherente en el seguimiento de los límites, pero mantenga su empatía y comprensión mientras aplica la regla de oro.
Paso 4
Sea generoso en el uso de recompensas por un comportamiento positivo. Controle al niño y use elogios etiquetados cuando muestre el tipo de comportamiento positivo del que le gustaría ver más. Por ejemplo, podría decir: "Vi que estaba frustrado, pero hizo un gran trabajo al ser respetuoso y no perder los estribos."
Paso 5
Administrar el uso de medios. Si un niño está actuando mal con los demás y no responde a los límites, entonces debe supervisar y limitar la televisión, las películas y el juego a lugares que brinden solo los modelos apropiados. No permita la exposición a la violencia, la agresión y la falta de respeto hacia los demás.
Paso 6
Si las estrategias de manejo del comportamiento descritas anteriormente no producen mejoras significativas en el comportamiento, consulte con un médico y un consejero o psicólogo. Los problemas médicos como la diabetes, la hipoglucemia, el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), las alergias, los déficits nutricionales y la exposición a toxinas pueden contribuir a la agresividad verbal y física. De manera similar, una evaluación psicológica puede descubrir problemas tales como angustia emocional, ansiedad, depresión, desarrollo y enfermedades neurológicas y psiquiátricas que pueden contribuir a la mezquindad persistente.