Los efectos negativos de los deportes juveniles
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Jugar deportes organizados puede ser una de las mejores experiencias para cualquier persona joven con un interés en los deportes. Un jugador puede mejorar sus habilidades, hacer amigos y aprender a ser parte de un equipo. Pero la experiencia no siempre es beneficiosa. Los atletas jóvenes pueden engancharse con un entrenador que está más interesado en su ego que en ayudar a una persona joven. En lugar de formar amistades, una persona joven puede sentirse aislada. Las lesiones también pueden ser el resultado de una dura competencia.
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Entrenamiento deficiente
El entrenador de un equipo de deportes juveniles tiene la capacidad de hacer que la experiencia sea agradable o miserable para un atleta joven. Si un entrenador participa para ganar juegos y campeonatos en lugar de enfatizar el aprendizaje y el disfrute, entonces no es el tipo de persona adecuada para liderar a los jóvenes. Algunos entrenadores actuarán cálidos y amistosos con los jugadores jóvenes cuando funcionen bien, pero luego actúan como si apenas conocieran al joven cuando entran en una depresión. Esto puede arruinar la actitud de un joven y hacer que la experiencia sea dolorosa.
Lesiones
Los deportes juveniles organizados toman medidas para evitar que los jóvenes se lastimen mientras juegan. Pero los deportes no son libres de riesgos e incluso con las técnicas correctas, los jugadores se van a lesionar. Esto es particularmente cierto cuando juegan deportes de contacto como fútbol, hockey y fútbol. Las lesiones también pueden ocurrir en baloncesto, béisbol, voleibol y tenis. Los jóvenes que sufren lesiones graves (rodilla, hombro, espalda y cuello) pueden dudar de tomar el campo nuevamente en situaciones competitivas.
Presión de los padres
A veces los padres de los atletas presionan indebidamente a los jóvenes intérpretes. Algunos podrían ser descarados y brindar expectativas específicas. "Espero que obtengan al menos dos visitas esta noche", podría decir un padre porque espera lograr un buen desempeño. Otros pueden indicar que el nombre de la familia está en la línea y emitir una amenaza. "Es mejor que no hagas nada para avergonzarme", podrían ser las últimas palabras de un padre antes de que su hijo salga al campo. Esas son palabras dañinas. Incluso si el niño se desempeña bien después de escuchar esas palabras, todo lo que él puede sentir es alivio. No sentirá la alegría que estos deportes están diseñados para promover.